El bicentenario de Costa Rica es un acontecimiento único, que nos hace sentir extremadamente orgullosos, de sabernos privilegiados al vivir como país independiente desde 1821.
Sé que Costa Rica, tiene el potencial de convertirse en el epicentro de la moda latinoamericana. Lo digo no sólo como una expresión de fe en el talento nacional, sino también en el trabajo de muchas manos especializadas y en el esfuerzo de una industria que enfrenta retos.
Pero, cómo era la moda allá por 1821?
Quiero mencionar información que en el internet provee el historiador José María Junco, cito textualmente:
“Un miriñaque para la identidad de una nación:
Ver a Juana del Castillo y Palacios, esposa de Juan Mora Fernández y a Pacífica Fernández, esposa de José María Castro Madriz era como ver a París en Costa Rica.
(…) Se predominaba la estética, incluso sobre la funcionalidad. Predominaban las grandes enaguas, cuyo tamaño se alcanzaba usando un miriñaque. Es miriñaque era una estructura, similar a una carpa, que se colocaba debajo de la enagua para ampliarla. Podía ser de metal o el más costoso, de hueso de ballena, porque era más liviano.
(…) Para la época morista, que fue de bonanza en Costa Rica por el café, había mucho lujo en el vestir. Inclusive la gente de clase media se vestía bien, no con el lujo de la “jefa de estado”, pero se vestía bien”
La moda, como manifestación artística, definitivamente eleva el nivel cultural de un pueblo, así como lo logran otras ramas, como las artes plásticas, la música, y el teatro.
El ser expuestos al arte nos abre un sin número de oportunidades de crecimiento como sociedad y como individuos… y es definitivamente una llave adicional de progreso que puede ser usada para subsanar la economía de nuestras queridas familias costarricenses.
Viva Costa Rica!
Imagen tomada de La Nacion
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